sábado, 9 de febrero de 2019

HERMES



Les contare una historia que remonta en el año 395 a.C. en el Monte Olimpo cerca de la maravillosa Atenas. Allí vivían los dioses de la mitología griega, unos de ellos era un servidor y mensajero, su nombre era Hermes, él se encargaba de entregar la correspondencia sin demoras y de que llegara lo mas seguro posible, por lo menos así lo indicaba su padre Zeus.
Hermes llevaba un sombrero de oro tan chico que le apretaba su cabeza; (recuerdo que el hacia comentarios de que era eso lo que le causaba jaqueca), llevaba también unas sandalias haladas que le permitían volar grandes distancias.
Hermes fue un dios que protegió a los comerciantes y a los pastores, pero mucho antes de llegar a este cargo, comenzó desde abajo, guiando a las almas de los muertos al “Inframundo”.
En ocasiones parecía que estuviera revoloteando alrededor de uno como una mosca. Recuerdo que llevaba unas gafas rojas que como primera impresión, para un desconocido le resultaba muy raro.

Hace años Hermes, estaba muy aburrido, y creía que no tenia sentido ser un Dios, y que esto le diera la posibilidad de saberlo todo, entonces escapo del Monte Olimpo y fue directo a una cueva donde se iba a encontrar con alguien.
Entrando en la cueva no había luz y Hermes algo temeroso escucho:
- Acércate que ya nos encontraras… Voló acercándose en una inmensa oscuridad.
- He venido por…Y en ese momento todo se iluminó y apareció unas de las Parcas llamada Cloto que estaba tejiendo algo parecido como una larga bufanda.
- Ya sabemos porque has venido hijo mío, nosotras construimos el destino, lo sabemos todo, tu quieres estar en contacto con el pueblo de Atenas, ser uno más, uno de ellos… Ahora a cambio de eso, tienes que darme tus sandalias. Hermes acepto y se la dio.
- No sabes lo que haces. Le dijo Átropo, cortando con una gran tijera a aquello que parecía una gran bufanda.
Entonces las parcas mandaron a Hermes hacia Atenas.
Hermes apareció sentado en el suelo, y un vendedor le ofreció unas sandalias al verlo descalzo. Pero no llevaba dinero y el amable hombre le regalo un par que tenía. Trató de pararse pero perdió el equilibrio y cayó. Le dificultaba caminar pues nunca lo había hecho, y entonces aquel Dios quedo allí sentado, como un tonto en el ágora de Atenas.
Un hombre, con ojos saltones, bajito y con barba se le acercó y le preguntó:
- ¿Qué haces allí sentado?, te he estado observando, ¿Quieres que te ayude?
Hermes con la cara sonrojada le había dicho que no podía pararse para caminar.
El hombre le dijo:
- No te preocupes porque todos en algún momento debemos aprender. Algunos deberían aprender a callarse la boca, mientras otros deberían aprender a escuchar, algunos deberían aprender a sonreír y otros a llorar, algunos deberían quererse a si mismo, otros a Vivir, mientras que tú solamente tienes que caminar.

Pasaron muchas cosas entre ellos dos… y siempre filosofaban, el amigo de Hermes tenía un humor satírico, que en ocasiones no solía caerles bien a aquellos que recién lo conocían. Su amigo era un hombre que apreciaba mucho la vida, se pasaba parte del tiempo en esa plaza en donde se conocieron, allí conversaba y hasta tenia discusiones con la gente que se topaba, donde a veces algunos eran personas importantes de la ciudad.
Luego de algunos años llegaron rumores de que él despreciaba a los dioses, también se decía que había introducido un nuevo Dios, o que corrompía la moral de la juventud. Entonces su amigo ya no tan joven fue llevado a la justicia y fue condenado a muerte.
En sus últimos días de vida en la prisión, Hermes le preguntó porqué estuvo siempre en el ágora, y él contesto:
- Los árboles en el campo no me pueden enseñar nada.
- ¿Y cómo lo sabes? Agregó Hermes, pero su amigo le respondió dibujando una sonrisa.
- Sabes… que yo tengo una voz divina por dentro…
- Quizás no sea algo divino. Tal vez sea tu conciencia. Le respondió Hermes.
- ¿Y como sabes si no es algo divino? Le pregunto su amigo.
- Contéstame: ¿Si tu voz fuera algo divino, tú acaso no lo serias? A su amigo le costo en responder esta pregunta, pero de todas maneras le dio la razón. Ya estaba molesto, no le gustaba perder ni una sola discusión, pero escondió este sentimiento y le pregunto sorprendido. ¿Pues parece que tú sabes todo?
- Pues si.
- ¿Y cómo sabes? ¿Sabes de lo que están hablando aquellos carcelarios por ejemplo?
- Sí, lo se todo, nosotros los... Casi se le escapaba. Su amigo se dio cuenta y entonces le preguntó:
- ¿Dioses? Y Hermes afirmo con la cabeza, entonces ansiosamente pregunto: ¿Y tú que eres inmortal y tienes plena sabiduría dime por favor, como se ha creado todo nuestro alrededor?
- Los mortales lo van a tener que descubrir, yo lamentablemente no te puedo ayudar, sino dejaría de existir… Solo te diré que es tan simple que es difícil de imaginarlo. Y prosiguió. Todo lo que tú estas haciendo marcara un antes y un después.
Su amigo quedó maravillado.
- Lo que dices es tan valioso que lo tomare en cuenta.
Y quedó inmóvil y en profundo silencio, pensando en lo que Hermes le dijo, estaba tratando una vez más de encontrar una respuesta. Luego lo miro con cara de enojo y le gritó:
- ¡Me molesta saber que tú lo sepas todo! ¡Y me molesta tanto saber que yo solo sé que no sé nada!
Y entonces las carcajadas de Hermes sonaron por toda la cárcel, y luego le dijo:
- Sabes, a veces siento que quisiera no saber nada sobre todo, quisiera sentir curiosidad y apasionarme en busca de respuestas, a veces quisiera no saber nada; porque ya casi nada me sorprende. Pero ahora que te he conocido y estas a punto de morir quiero decirte que he sentido curiosidad por ti y también aprendí a trabajar una amistad, y eso es algo nuevo para mí. Así que ahora ya sabes que en realidad no todo lo sabía y eso me hace feliz. Dime, ¿con que más cosas me voy a encontrar en tu mundo? Pregunto Hermes.
- Yo lamentablemente no te puedo ayudar. Tú lo vas a tener que descubrir, es tan simple que sería difícil de imaginarlo. Te diré solo que la clave es disfrutar todos los momentos y ser una buena persona ¡y tú lo eres mi gran amigo Hermes! Vas a revelarlo no te preocupes, solo recuerda como empezases a caminar.

Federico Ferreira

1 comentario:

  1. Awww !! n//n Que bonita historia, me encantó, de verdad ! *0* Si esto tuviera notas, te daría un 10, te lo juro que sí ! ;) Besos ! :)

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