sábado, 9 de febrero de 2019

Un Atrapante LIbro




Hay una señora mayor que si no sale a caminar, si no tiene médico o no tiene visitas, entre las 15 hasta las 19 hrs. dedica su tiempo a leer.
Un día, como todos sus días, deambulaba por su patio trasero sin tener nada que hacer. Miró el parral de uvas; era verano, sin embargo todavía no estaban del todo maduras. ¿Cómo podría esto suceder? Seré paciente, pensó. Entró a la casa, la canilla de la cocina goteaba, la cerró, también miró su alrededor, e hizo apenas algunos movimientos, para dejar algunas cosas en su respectivo lugar. Siguió la minuciosa inspección, entró al living. Había una gran alfombra en el centro y una persiana entrecerrada. En un sillón marrón que da su espalda a la ventana se sentó ella. Vió el libro recordando lo último sucedido y se preguntó: ¿cómo el personaje podrá escapar? La señora se sentó en aquel asiento, se puso sus lentes y comenzó a leer el cuento.

El detective Matguber siempre estuvo encerrado allí… creía que podía escaparse y ese pensamiento le causaba cierta culpa. Muchos como él estaban encerrados pero a diferencia ellos no creían que podían escaparse, se acostumbraron tanto que se olvidaron de la libertad. Él no podía moverse por sí sólo, ni siquiera pensar… una fuerza que podía más que él, lo invadía.
Pero una vez pensó; en que eran innecesarios algunos movimientos que hacía.
En un momento debía, estaba obligado, a sentarse en la escalera y mirar hacia el suelo, pero no, él miró hacia el cielo gris que parecía un folio usado, sus pies se movió, pero porque él quiso hacerlo, los pasos que dió los sentía pesados, sus pies casi no podía levantar, debido a que luchaba contra su destino.
Los pies de la señora comenzaron a hamacarse, se levantó para tomar agua y continuó su lectura. Sus lentes reflejaban las palabras que leía, ella no entendía donde Matguber estaba encerrado, como había Alguien que podía manipular sus movimientos e imaginaba como él podría escapar.
El personaje, al notar que tenía control de sí, comenzó a escribir… ahora él continuaba la novela y, supuso que Alguien se ofendía por esto…

Los lentes ahora le brillaban, deteniéndose ante las palabras que escribía Matguber, algunas aparecían en cursiva… La veterana fue por lápiz y papel, comenzó a anotarlas, juntas decían esto:

“¿Tú no serás como yo, un producto de la imaginación? ¿Cómo puedes estar seguro de que tú no eres el personaje de un cuento? ¿Cómo podríamos escapar, saliendo hacia la realidad?
Seguiremos en contacto.
Anton Matguber”

Los nervios de la señora aumentaron, igual que la velocidad con la que se hamacaban sus piernas. ¿Podría ser todo eso cierto? pensó.
Mientras que Yo al ver que todo se me iba de las manos, y de que ellos podían pensar en una salida, me dude en algo… y luego decidí dar por terminado mi cuento.
Federico Ferreira

2 comentarios:

  1. Buenisimo!! Me encantó!!

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  2. Que barbaro! muy lindo
    primito segui asi, muchos cariños. Ceci

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