viernes, 12 de diciembre de 2008

El Uruguay frente al espejo


¿Tenemos identidad Uruguaya?

Es la primera pregunta que me hice luego de leer el libro.
Un amigo me dijo: “a mi no me gusta tomar mate, no me gusta el fútbol, y no voy al carnaval, sin embargo nací en Uruguay. ¿Por lo tanto, eso significa que me sienta menos identificado con el país? ¿Y si cumplo con esas características, acaso soy más uruguayo? ¿La identidad uruguaya no tiene que ver con el patriotismo? ¿Acaso no hay personas que toman mate, y que escuchen candombe y que no le importa el país? ¿Si no cumplo con esos roles de “identidad”, significa que soy menos patriota, y no impulso a mi país para que salga adelante?
Tomar mate e ir al carnaval quiere decir que me gusta tomar mate e ir al carnaval, nada más que eso. Por lo tanto, es falso decir que la “identidad uruguaya” pasa por tomar mate, ser uruguayo pasa por una idiosincrasia, una ideología, una forma de ser, no pasa por gustos musicales, deportivos, etc. Esos son gustos que están generalizados y son aceptados ¿Gritar Gol o tomar mate en un lugar público y que nadie te mire raro, eso es identidad uruguaya?”.
Pensando en lo que dijo, creo que hay que mencionar qué es la cultura:
La cultura es un fenómeno exclusivamente humano a través de cual nos adaptamos al entorno físico, no es innata, sino que se aprende en contacto con los demás miembros de la sociedad, que comparten determinadas rasgos materiales (asado, mate, desfile de carnaval, fútbol) e inmateriales (nostalgia, pereza y la utilización de expresiones como “ta”, “che” y “vo”).
Creo que los gustos uruguayos sí son generalizados y son aprobados por la mayoría, sucede por ejemplo que si mañana yo le dijo a mi tío: “-voy a empezar a jugar fútbol, seguramente me diga -¡que bien! ¿querés que te lleve a la practica?.” Pero si le digo que quiero dedicarme a la pintura es muy probable que me diga: “-déjate de joder, ¿en serio querés hacer esa mariconada? ¿Vos estás bien? ¿Vo, Susana porqué no le sacas número para la psicóloga, me parece que el nene anda raro?”

Como identificar a un uruguayo
Apréndete los siguientes personajes:
Tienes que saber algunos personajes que son característicos de la identidad uruguaya, las hermanas Massilotti que vinieron de Italia a buscar un tesoro en el Cementerio Central, algunos dicen que no lo pudieron encontrar, otros dicen que lo encontraron pero que no dijeron nada al respecto.
Otro personaje muy popular fue Fosforito que imitaba al espectacular Charlie Chaplín y andaba por el centro de Montevideo haciendo sus mímicas.
El renombrado “Paleta Quemada” que fue un caballo que se hizo popular en las domas del Prado ya que nadie podía soportar mucho tiempo encima del él.
Un personaje estrafalario fue Tortorelli, que le hubiese gustado ser presidente, proponía colocar canillas de leche en cada esquina de la cuidad, construir una carretera en bajada que vaya desde Montevideo hasta Rivera para ahorrar combustible, que todos los ciudadanos mayores de edad fueran empleados públicos, techar el Estadio Centenario, crear 200 cines municipales gratuitos, y establecer el matrimonio obligatorio a partir de los 25 años, bajar un 50% el precio de la yerba, del azúcar, y del vino. En las elecciones del 1942 consiguió 40 votos.
Como otro amigo me dice, este es un país de pequeños mitos y en el interior hay unos cuantos, como la luz mala o el lobizón.

Para chuparse los dedos
Nuestras comidas típicas son el asado, el puchero, las tortas fritas (solo utilizable en días de lluvias), y el refuerzo de salame para quien anda corto de tiempo.

Lugar de reunión
El punto de encuentro es para los montevideanos la rambla y para los del interior la plaza principal, donde colectivamente se reúnen los jóvenes para “vicharse”.

Jura decir estas frases:
“Como el Uruguay no hay”, “la suiza de América” (lo contradictorio es que Suiza es fabricante de relojes, y en Uruguay somos todos impuntuales), “el Paisito”, “es lo que hay”, “ya no es como…”, “todo tiempo pasado fue mejor”, “arranca pa’ las 8 horas”, “en este país no vale la pena intentar nada”, “hoy en día no se puede confiar en nadie”, “es más viejo que el agujero del mate”, “somos pocos y nos conocemos”.

Ritmo y deporte
La música que debes escuchar será candombe, murga, Zitarrosa, La comparsita, Jaime Roos y Rúben Rada.
El deporte primordial es el fútbol (donde matemáticamente tenemos chance). Otro deporte importante es el básquetbol. En la semana de la cerveza, y semana santa, y semana criolla, o sea en la semana del turismo, un deporte importante es la vuelta ciclista.

Matea, luego piensa
La bebida es el mate, “un caliente demostrador de afecto”, (para algunos) o “un chupetín”, (para otros). Lo que si es cierto es que está en cualquier parte que vallamos. Por ejemplo, podemos encontrarlo en numerosos libros que hablan del mate, los cuales narran como surge; se ha hecho una mateada política; en la cuidad de Durazno hay un monumento para el dulce y cariñoso mate; hay cursos por Internet de cómo preparar un mate uruguayo; se está organizando en el departamento de Artigas lo que se conocerá como: “el mate más grande del mundo”; también funciona como musa inspiradora, ya que tiene varios poemas, y canciones; hay mates antiguos y lujosos guardados en museos, y en el mundo de la pintura también tiene su lugar, como el las obras de Juan Manuel Blanes “Mate del Estribo” y José Luís Zorrilla “La Patria Vieja”.
Esta bebida es compartida por largas horas, generalmente en momento de charlas y es un símbolo de simpatía, de cordialidad y generosidad, es imperdonable rechazar un mate.
El termo –que sirve para llevar el agua hervida- muchas veces el mateador lo abraza de una forma un tanto particular…
“El calor fraterno y penetrante del mate extrae el sabor afectuoso de nuestras tierras”, le hubiese dicho algo así el Monseñor Bonino cuando Juan Pablo II vino a Uruguay y el mismo sorbió un matesito uruguayo. Inclusive el mate llego hasta al vaticano, cuando Bonino se presentó a un diálogo con el Pontífice en 2001, cargando un mate en la mano, y continuó con él durante toda la charla.
Referido a esto el uruguayo tiene una manía, y es que cuando llega un emigrante al paisito, ya sea ilustre o no, siempre se le convida con un mate.
“Por ser un verde demorado, un producto de tiempo a espacio regular, un pretexto de succiones lentas […] [el mate] se va sorbiendo […] con la arrastrada lentitud del tango.” (Carlos Maggi)

El asado, el mate, el fútbol y el carnaval tienen algo en común y es que son cosas relacionadas con el placer y la diversión. El asado es la reunión familiar y la de los amigos, con el mate y el carnaval pasa lo mismo, el fútbol es el encuentro de los hinchas, amigos, conocidos y familiares. Lo que se exhibe como identidad uruguaya es todo para la distensión, la distracción, y esto no es casual.

¿Ser o no ser uruguayo?

Estuve pensando en como es nuestra manera de ser y me di cuenta de que la dejadez y el estancamiento es causa de la pereza (como diría el gallego, pereza, es la madre de todos los Pérez)
Vemos en otros países todo lo que llegan a hacer, como evolucionan, y pretendemos igualarnos a ellos, pero luego de soñar y al ponernos las manos en obra para hacerlo real decimos: “bueno, pero tampoco es para tanto…” y lo dejamos a un lado. Esta idiosincrasia no nos deja avanzar, ni siquiera retroceder, nos mantiene estancados.
Me intriga como esa forma de ser sea para el extranjero un mérito, porque cuando viene un porteño a menudo dice: “pero este país es un paraíso, no lo cambien nunca”.
Al estar estancados, siempre hacemos lo mismo, y pienso que es por un gran miedo al cambio, preferimos quedarnos con lo que ya conocemos, porque lo nuevo es incierto, y los uruguayos no solemos ser arriesgados.
La dejadez no es solo una actitud propia del uruguayo del siglo veintiuno, sino que viene de la época del gaucho de mediados del siglo dieciocho.

Pero paradójicamente hay otros tipos de uruguayos que al contrario son excesivamente trabajadores o estudiantes y que para nada le gusta la holgazanería o sencillamente jugar. “el tiempo mejor empleado es el que dedicamos al estudio” y “nosotros preferimos el estudio al juego”. (José H. Figueira)
En un libro del siglo pasado, donde hay narraciones de niños. Uno de ellos cuenta: “-yo estaba dormido profundamente y de repente una luz me despertó ¿qué era eso que aparecía? Una cantidad de ovejas tan blancas y puras como la nieve. Todas esas ovejas se habían portado bien y por eso el pastor les había puesto nombres bonitos. Ellas hacían todos los días los deberes en el país de las ovejas; tenían los cuadernos prolijos y cumplían con lo que les mandaba la maestra. Había otro rebaño de ovejas negras que eran feas porque no hacían los deberes. En eso me desperté y dije: -“¡Que horrible! Desde hoy voy a hacer los deberes todos los días”. (José María Firpo)

Nunca estamos bien, siempre hay razones para estar mal, suena angustiante pero es así como nos exponemos. Por ejemplo, le preguntas a cualquier persona cómo se encuentra y seguramente te responderá “¿bien, o querés que te cuente?”, “¡y cómo querés que me vaya!”, “ahí andamos, en la lucha”, “remándola”.
Nada nos conforma, nunca estamos lo suficientemente bien, raramente hayas escuchado a un uruguayo diciendo ¡qué feliz que estoy hoy!
Lo de lo demás siempre va a ser mejor que lo nuestro, es la situación de aquel que ahorra durante mucho tiempo para comprarse un auto, y cuando lo logra y le preguntan si esta contento con su nuevo coche, responde “y si… pero me hubiese gustado comprarme el Mercedes”.

Nos quejamos de todo, si no hay nada para hacer, si hay mucho para hacer, si hay clase en el liceo, si hay paro, si el gobierno no hace nada, si el gobierno se mete mucho, si los chicos se quedan mucho tiempo enfrente de la computadora, o si salen demasiado. De cuanta cosa podamos quejarnos, lo vamos a hacer. Porque es una gran costumbre nuestra, la de quejarnos y no hacer nada. Es un gran facilismo y a su misma vez un gran fatalismo por el que optamos, en enunciar el problema y esperamos a que se solucione solo.

En el Uruguay una repetida conducta es la de ser “vivo” o admirar al que “se hace el vivo”.
La viveza criolla se puede percibir en los uruguayos cuando por ejemplo: vemos a una persona que se le cae el dinero y nos adueñamos de esto sin preguntar, ir a un comercio y darse cuenta de que se le está cobrando de menos y quedarse con la diferencia, robar luz y agua de Estado, decir que los deberes se me los comió el perro, colarse en una fiesta en la que uno no fue invitado, en fin, como podemos ver esta viveza se manifiesta en varios ámbitos, a toda edad y nivel socio-económico. Podría resultar una actitud peligrosa si no fuera tan mínimo.

A los uruguayos nos gusta pasar desapercibidos, nos vestimos todos más o menos iguales, y cuando hay alguno que viste diferente, comentamos sobre su mal gusto. Hacemos todos más o menos lo mismo y cuando alguien sobresale lo minimizamos, le hacemos críticas no constructivas, lo desvalorizamos y cuestionamos sus meritos.
Una historia típica, es la del vecino de mi cuadra: cuando era joven tenía la aspiración de ser abogado, pero nunca llegó a concretarlo, porque decidió trabajar en un puesto de verduras, ya que se convenció a él mismo de que nunca iba a poder terminar la carrera, porque vivía en la Teja y el presupuesto para pagar los gastos de la facultad iba a ser muy elevado. Años más tarde se enteró que su mejor amigo de la primaria, tenía su propio estudio como abogado, con un gran número de clientes, y estaba en ese momento de viaje por Europa. Desde que supo lo de su amigo, no dejó de criticarlo. Me acuerdo que decía: “y… uno se gana el pan de una manera digna, pero hay otros que son grandes señores y nadie sabe como llegaron a serlo”, “los abogados de hoy en día defienden a cualquier bandido por unos pesos”, “si se fue a Europa es porque sus cositas acá no andan muy bien”.
Y así somos, tenemos tan poca confianza en nosotros mismos que creemos que nunca vamos a lograr a nada, y por eso no lo hacemos, pero después nos quejamos e intentamos encontrar las fallas de aquél que sí lo logró, para taparnos los ojos y no darnos cuenta de que fracasamos.

No tenemos espíritu de competencia, porque no hay exigencia. No hay creatividad, hacemos lo mínimo para pensar, y la estrategia del uruguayo es hacer que otro piense, y luego decir: “¡fuimos nosotros quienes lo hicimos primero!”. Hay empresas ¡! que copian al instante un producto exitoso, y hasta le dan un nombre similar al original.
Algunos estudiantes de secundaria compiten indecorosamente, comparan el resultado de sus pruebas con los otros y luego si su puntaje es menor, reclaman a los profesores que le disminuya el puntaje de los demás, remarcando sus errores.

“El Futuro se Fue Hace Rato”

Este tema esta muy bien explicado en el libro “Historia Universal del Uruguay” de Eduardo Espina pero me gustaría realizar un acercamiento a esta característica tan uruguaya para aquellos que aún no lo han podido leer.
Me ha preocupado desde siempre el tema de la nostalgia y hace poco leí un articulo en Internet donde decía: “la nostalgia puede llegar a ser peligrosa pudiendo degenerar la ganas de vivir”.
Con cierto espíritu analítico me pregunté, ¿cómo alguien vive su presente si se ha quedado estancado en el pasado?, ¿qué proyectos puede tener a futuro si los planes parecen inexistentes? ¿Por qué no pensamos en lo que quisiéramos ser en lugar de recordar siempre lo que fuimos?
A causa de pensar que el pasado fue mejor que el presente y será mejor que el futuro, la angustia aparece. Es tal el afán que tenemos los uruguayos por rememorar lo que ya pasó que hasta se ha creado una noche de la nostalgia, donde se escucha la música que se escuchaba en otros tiempos. Los adultos reviven aquellos momentos en los que aún eran atractivos, ágiles y sanos, cuando no tenían calambres, canas, ni arrugas.
Muchos de los adolescentes uruguayos tienen una visión de que el futuro va ser catastrófico y de que no existen posibilidades de cambiarlo.
Muchos padres cuando les cuentan a sus hijos anécdotas de su juventud, y de lo bien que lo pasaban en aquellas épocas, lo expresan de una manera tal, que le hace creer a los jóvenes que todo era color de rosa, y que no existía ninguna dificultad.
Lo que les ocurre a estas personas es que al recordar el pasado con cierta nostalgia lo idealizan y algunas veces, incluso, suelen pasar por alto las desgracias que se vivían en ese momento. El efecto que causa en el joven es algo así: “¡que bueno que era antes!”, “¡que bien que vivían nuestros padres!” “antes no había gente que se drogara, ni que tomara alcohol tirado en la calle” “que tiempos mas hermosos, lejos de la violencia y corrupción en la que estamos sumergidos ahora” “¡que lástima que llegamos a este momento, donde nada es como antes!”.
Lo que frecuentemente se olvidan los padres y los abuelos es que también habían drogas en ese momento, quizás su consumo no eran tan generalizado, pero estas sustancias son históricas en el transcurso de la humanidad.
¿Era de verdad un tiempo donde reinaba la seguridad? Cuando los mayores hablan de que en sus épocas no existían los ladrones y se sentían seguros en las calles, hay que contextualizarse en el momento en el que se encontraban, teniendo en cuenta que durante la dictadura, había mucha intranquilidad porque casi no se podía transitar por las calles, y mientras muchas personas se sentían protegidas en sus casas, otras estaban siendo torturadas y asesinadas.
Así también, existen aquellos, que perdieron algún ser querido durante esta lucha atroz, y no han podido olvidarse de lo que pasó, de una forma similar a los que viven aferrados a sus mejores momentos, estos no pueden reconstruir su vida presente ya que el hecho los estigmatizó de tal manera, que hoy les cuesta ver que ya pasó y que la democracia está establecida.
En necesario recordar las injusticias que sucedieron para que no vuelvan a repetirse, pero tendríamos que dejar de vivir con “ojos en la nuca” y empezar de una vez por todas a celebrar que se terminó.
Hay programas de televisión y radios que permanentemente nos hacen sentir nostálgicos. Uno de los casos es Radio Clarín, un típico ejemplo de la uruguayez. Ya que a través de las décadas no ha dejado de hacer exactamente lo mismo, y aparentemente este procedimiento resulta. Inclusive los anteriores locutores que trabajaban allí hablaban de la misma manera que los primeros y los actuales hablan como ellos.
Con Carlos Gardel pasa algo místico. Y es que en los bares del Uruguay, pareciesen que funcionan como iglesias católicas, donde el altar, sería esa foto del Zorzal Criollo, que siempre vemos en todos los bares. Los veteranos no lo escuchan con los oídos sino con el corazón. Escucharlo a algunas personas les trae recuerdos, puede ser que se olviden de la buena calidad que tiene musicalmente, ya que le añaden el valor afectivo de su vivencia. Frecuentemente dicen que: “Gardel cada día canta mejor”, pero lo cierto es que Gardel murió.
En la época en que aparecieron los Beatles los padres uruguayos de esa generación opinaban que su música era muy desagradable. Los padres de hoy en día, -que a su vez son aquellos que escuchaban a los Beatles- opinan lo mismo de la música que escuchan los jóvenes. Lo que sucede, es que muchos adultos creen que la música que escuchaban en su adolescencia es mejor que la que se escucha ahora, En cuanto a la música de antes no era ni mala, ni buena, sino distinta, porque las situaciones también lo son.
Los adultos mayores suelen repetir con frecuencia: “la juventud está perdida”. ¿Qué esperanza de futuro nos dan a los más jóvenes, si ellos que representan el conocimiento y la experiencia nos dicen que estamos perdidos?, además ¿quiénes nos orientaron y permitieron que nos perdiéramos?, ¿somos los jóvenes los responsables de que la juventud esté perdida?
Ya desde chicos nos hacen creer que el futuro va a ser malo, nos quitan las esperanzas, es como si nos dijeran: “ustedes los jóvenes cuando lleguen a ser hombres como nosotros, no van a saber que hacer”, en lugar de decirnos: “espero que día a día intentes ser mejor persona, y así cuando seas mayor puedas hacer de este mundo un lugar mejor”.
“Los uruguayos no tenemos ni vamos a tener causa común hasta que no aprendamos a mirar hacia adelante. No estamos mirando hacia adelante, no estamos buscando esos paradigmas por los cuales construir esa causa común que nos permite desarrollarnos como sociedad” Juan Carlos Doyenart.
El hecho de vivir estancado en el ayer se genera por miedo a lo que pueda suceder y por eso no nos arriesgamos y no cambiamos. Ya que sólo recordamos cuando éramos felices, ¿Por qué ahora no intentamos serlo? ¿No es mejor vivir feliz, que recordar cuando lo fuimos?

Somos los hijos del “Pater Putativo”

Noté mientras pensaba en Artigas revelé que unas de las características de los uruguayos es el gran paternalismo que tenemos.
Pero antes tendré que contar como aparece el uso del pater putativos.
Surge En la Edad Media donde los religiosos usaban e imponían el uso del latín. San José (como el departamento) fue padre de su hijo no biológico Jesús.
Cuando actúas como padre de alguien, que en realidad no lo eres, se le llama en latín “Pater Putativo”.
Entonces cada vez que escribían el nombre de José, al lado para simplificarlo le ponían “P.P.” y como cada vez que aparecía José a lado aparecía “P.P.” las personas empezaron a suplantar José por “Pepe”.
Seguramente José Gervasio Artigas no es nuestro padre biológico, pero si es de alguna manera es nuestro pater putativos ya que es el padre de nuestra patria.

En el Uruguay cae una luz casi divina de Pepes ya que muchos e importantes personajes históricos se llamaron José y les decían “Pepe”, por ejemplo: el fundador de la nación Uruguaya fue José Gervasio Artigas, hablando de fundadores, el fundador del Uruguay Moderno fue José Batlle y Ordóñez (presidente dos veces desde), el primer presidente en Uruguay José Fructuoso Rivera (también presidente dos veces). Otro José importante fue José Pedro Varela, quien hizo una importante reforma educacional.
Otros presidentes en la historia llamados José fueron: Pedro José Varela (también dos veces presidente, la primera sustituyó la presidencia de Venancio Flores 1868 y la segunda fue desde 1875 hasta 1876), José Eugenio Ellauri (1873 al 1875), José Claudio William (1907 al 1911), José Serrato (1923 al 1927) y Juan José Amézaga (1943 al 1947).
Hay más pater putativos uruguayos: José Enrique Rodo un escritor que se dedico mayormente al periodismo, ensayo y a la enseñanza, quien también fue diputado; José Andrés Lamas otro escritor y político y además historiador; José Pedro Bellán narrador y dramaturgo y José Zorrilla De San Martín.
Además hay pater putativos en la pintura, como los pintores uruguayos José Cúneo Perinetti y José Gurvich.
Grandes futbolistas nacionales como el jugador y entrenador José Francisco Sasía, o José Emilio Santamaría, y a los mejores jugadores del mundo a principios del siglo XX José Leandro Andrade y José Nasazzi que junto a la selección defendieron la camiseta celeste y ganaron la Copa del Mundo, campeones de la Copa América, y también medalla de oro en los Juegos Olímpicos.
En la actualidad existen pater putativos y son: el cantautor José Carvajal conocido como el “Salvadero”, el reconocido cantante de folklore nacional José “Pepe” Guerra y también “el Pepe” Mujica,
Es cierto que José es un nombre muy común, pero también hay otros nombres muy usados como Julio, Luís o Juan. Sin embargo dio la casualidad de que muchos protagonistas de nuestra historia se llamaron José.
Volviendo al tema original, el Estado es el gran papá de los uruguayos, por lo tanto esperamos que nos solucione los problemas como si fuese nuestro padre y como si estuviese obligado a hacerlo. Por lo tanto poseemos dos padres el biológico y el Estado.
Es también una postura de conveniencia, la de dejar que los otros hagan para no hacernos cargo de algo, y como es más fácil que el estado haga, no hacerse cargo es la postura que tomamos los uruguayos.

¿Somos lo que queremos ser?

Se podría decir muy bien que los uruguayos somos como un niño, que crónicamente llorisquea, que nunca madura y que por lo tanto no cambia. Seríamos como un bebe que le gusta gatear, porque caminar para él es muy complicado, y además ¿Para Qué? Si corre peligro de caerse, y si desde allí abajo es más seguro, más fácil. Un botija que codicia el juguete del otro, porque lo que tiene o no es tan grande, o no tiene tantas luces. Somos gurises avivados y sobretodo quejosos, que siempre esta molesto con su padre (el Estado) e inventa crisis, incluso cuando no las hay. Crisis por que papá no le puede comprar lo que quiere, o crisis para que lo suban a upa.
Nos comportamos así porque además sentimos nostalgia de nuestra niñez. Los uruguayos somos como bebés, y nuestro mejor amigo es el mate, o sea el chupete.

Deberíamos replantearnos nuestra manera de ser, para que la uruguayez signifique cosas más positivas. Es posible cambiarlo, pero implica una metamorfosis muy profunda en nuestra conducta. Todos con nuestras actitudes construimos la identidad uruguaya, y la misma se construye a cada rato. Así que es posible cambiarla, pero si dejamos todo para mañana, vivimos el ayer, tenemos miedo al cambio, siempre tenemos pereza, y si nos quejamos sin Hacer nada, seguiremos estancados.
“…Hay que gritarle en el oído a la gente, ya que su aparente sordera es una especie de autodefensa. Hay que lograr que se despierte en los demás la vergüenza de si mismos, que se sustituya en ellos la autodefensa por el auto asco. El día en que el uruguayo sienta asco de su propia pasividad, ese día se convertirá en algo útil”. Mario Benedetti
Gracias a todos aquellos que me ayudaron con este ensayo.
Por comentarios, o criticas envia tu Mails a Freequo@hotmail.com

1 comentario:

  1. Me parece un muy interesante abordaje. Es bueno pensarnos para cambiar y mejorar en un mundo cada vez más exigente.

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